Estaba emocionada. Hoy visitaría un lugar que lleva casi 100 años enriqueciendo nuestra cultura: el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa. Ubicado en la Avenida Poeta Lugones 411, posee una particularidad que lo caracteriza: gracias a puertas, ventanas y claraboyas, se pueden observar las obras expuestas con el color natural con que fueron creadas. Diseñado por el arquitecto Johanes Kronfuss quien comenzó con un proyecto que planteaba un estilo colonial, mutó en un enfoque neoclásico de su arquitectura. Su función es la colección, preservación, estudio, promoción y difusión de las artes visuales en Córdoba.
El visitante puede encontrarse con varias muestras en simultáneo, tanto de artistas consagrados como emergentes, de nivel local como nacional e internacional que trabajan sobre distintas disciplinas y búsquedas estéticas: el grabado, la pintura, la escultura, la fotografía, video, objeto, dibujo, videoarte, entre otras.
Dispone de 9 salas desprovistas de decoración, para que se luzcan solo las obras colgadas en las paredes. Uno puede situarse delante de los cuadros con comodidad, a distancia, con perspectiva y aún con la presencia de mucho público, porque el espacio es muy generoso. Ascendi por la imponente escalera central para ir viendo las distintas galerías que, en sus cinco niveles, mostraban un variado programa.
Al ingresar pude observar que había una exposición de obras de Enrique Rocca (nacido en Quilmes, BS AS, 1969) llamada “Visiones Urbanas” donde encontramos diversidad de pinturas, algunas meticulosamente acabadas y otras abocetadas, sobre parajes urbanos que demuestran la ductilidad con la que transita los géneros tradicionales del arte.
En la sala contigua encontré la Colección Fotográfica Caraffa donde pude apreciar diversas fotografías seleccionadas según ciertas categorías establecidas como lo artificial y lo natural, la ficción y lo real, el instante y lo perenne, lo material y lo efímero, el hombre y la máquina.
Mas allá pude apreciar pinturas que recrean vivencias de su autor en sus viajes por Paraguay, Brasil, Venezuela, luego Perú sobre una cultura precolonial e incognitas propias de la humanidad, plasmadas tambien de religiosidad en su intento de unir lo disperso del mundo concreto con lo celestial. Liber Fridman nacio en Buenos Aires en 1910 comenzo haciendo paisajes, retratos y escenas históricas. Debido a su aficion por viajar, caminar, curiosear, estudiar, fotografiar y recopila antiguas tradiciones busca plasmar en sus pinturas su experiencia.
En una de las ultimas salas llamada «El juego acaba cuando termina», completamente a oscuras, se observaban en video (como forma que mas se acerca a la condicion temporal del juego) fragmentos de partidos de futbol con notables componentes esteticos del juego, que permitian que facilmente pudieran transformarse en arte ya que se trata de un deporte universal por experiencia, capaz de romper todas las fronteras y donde se plasman idiosincrasias regionales. La muestra resalta la condición espectacular del futbol apostando por visiones laterales, extrañas o extraviadas sometiendo a las imagenes del futbol a operaciones esteticas.
Ya en el exterior, tomé asiento en uno de los bancos situados delante de algunas esculturas que complementan todo lo expuesto en el interior. Me llevé una excelente impresión de este espacio dedicado a la cultura para todos los públicos.
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